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Provinciales

La falta de lluvias continuará hasta marzo en Corrientes y no alcanzarán valores normales

Las precipitaciones no llegará a los 450 milímetros. Además, la bajante del río Paraná tendrá un impacto directo en el abastecimiento de agua para el consumo, la navegación fluvial y la preservación de la fauna íctica.

Las condiciones climáticas para Corrientes marcan que el verano podría tener acumulados de lluvia por debajo de lo normal en el primer trimestre del año. Los números normales en la provincia son de entre 430 y 450 milímetros.

La fuerte variabilidad climática regional, presente en la cuenca del Plata en los últimos quince años, se manifestó desde la segunda mitad del 2019, comenzando por la cuenca del río Paraguay. Desde entonces prevalecieron las tendencias descendentes en todos los grandes ríos de la cuenca, con una sensible disminución de los aportes de los afluentes menores.

El subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), Juan Borús, aseguró ayer que en la última revisión en la mesopotamia, especialmente en Corrientes, habría acumulados escasos y estarían lejos de llegar a lo normal. “En enero, febrero y marzo probablemente en la provincia no alcancen los valores normales, podría haber un evento aislado pero en términos generales no influirán”, indicó a El Litoral.

“En general en enero la mitad norte de la provincia tiene lluvias que van desde los 160 a 170 milímetros acumulados y la mitad sur un poco menos llega a 140 si tomamos en promedio en toda la provincia podemos decir que sería 150 milímetros. En febrero baja a 130 y en marzo a 150. Esto quiere decir que en términos medios, el promedio de lluvia tomadas como espacial y temporal en toda la provincia tendría que ser entre 430 y 450 milímetros en enero, febrero y marzo”, explicó el funcionario con respecto a las estadísticas de lluvias en la provincia en condiciones normales.

Borús aseguró que el patrón de lluvia sobre Corrientes debe cambiar y deben haber eventos medianamente seguidos y tener montos mayores a los normales para que las condiciones del suelo regresen y se normalice la humedad del suelo. “La sequía no se va con que las precipitaciones se normalicen se deben dar otros factores y pensando en otros ríos como el Corrientes o Riachuelo deberían continuar siendo importante, porque deben tener un excedente y deben estar por encima de lo normal”, afirmó.

Por su parte, con respecto a la bajante histórica del río Paraná sostuvo que la disminución del caudal tiene un impacto directo en el abastecimiento de agua para consumo humano en la ciudades ribereñas, en la navegación fluvial que tendrá más importancia en otoño y la preservación de la fauna íctica relacionada a la pesca doméstica y deportiva.

“En todos los meses transcurridos desde entonces se observó con frecuencia una sequía que predominaba en casi toda la cuenca del Plata. Como resultado, el déficit hídrico se fue agudizando, reduciendo la disponibilidad del recurso en todos los países de la región”, dijo Borús.

El funcionario nacional afirmó que la calidad del agua podría ser peor a una en condiciones normales y las condiciones empeorarán porque los niveles serían los mismos o con mayores dificultades en el verano. “Esta estación es especial porque hay temperaturas altas. Una cuestión a tener en cuenta es que el agua de consumo urbano no es solo la fluvial sino la subterránea también y la captación de esta agua se dificulta ante la situación de sequía en la que estamos viviendo”.

Fuente: Diario El Litoral

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