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Hoy celebramos la Fiesta de la Virgen del Rosario, madre de la victoria sobre el mal

Cada 7 de octubre se celebra a la Virgen del Rosario, advocación que nos recuerda la importancia de dirigirnos afectuosamente a nuestra Madre a través de la oración, en particular del rezo del Santo Rosario.

“Rosario” significa “corona de rosas” y, tal como lo definió el propio San Pío V, “es un modo piadosisimo de oración, al alcance de todos, que consiste en ir repitiendo el saludo que el ángel le dio a María; interponiendo un padrenuestro entre cada diez avemarías y tratando de ir meditando mientras tanto en la vida de Nuestro Señor".

Fue la mismísima Madre de Dios quien nos pidió que lo recemos y lo difundamos, para que, a través de este, podamos obtener gracias abundantes.

El Rosario es inobjetablemente una oración mariana -ayuda certera para crecer en amor a la Mujer por quien vino la salvación-, pero no siempre reparamos en que es, antes que nada, una oración “cristocéntrica”; es decir, una oración centrada en Cristo.

La enunciación de los misterios y las avemarías que se suceden nos ayudan a contemplar y meditar la vida de Nuestro Salvador, Jesucristo; y a hacerlo en compañía de María, siempre cercana al Hijo.

Ella nos enseña a acercarnos a los misterios de Jesús a través de su mirada maternal, porque todo en Maria es una invitación a amar a su Hijo.

Esta es la “escuela de oración” de la Virgen, la del Rosario. A su lado aprendemos a escuchar a Jesús con reverencia.

Un poco de historia

En el año 1208 la Virgen María se le apareció a Santo Domingo de Guzmán -fundador de los dominicos- y le entregó el Santo Rosario, probablemente en la forma en que hoy lo conocemos. La Virgen le enseñó al santo español cómo rezarlo.

Nuestra Santa Madre le encomendó entonces a Santo Domingo que difundiera esta oración. Así lo hizo el santo, y el Rosario, a lo largo de los siglos siguientes, fue calando cada vez más hondo en el alma de los católicos.

Así nació también la devoción a la Virgen del Rosario.

La celebración en la historia

El Papa San Pío V, en agradecimiento a la Virgen María, instituyó la Fiesta de la “Virgen de las Victorias”, a celebrarse el primer domingo de octubre. Además, para que la fecha sea recordada en la liturgia, añadió el título de “Auxilio de los Cristianos” a las letanías dedicadas a la Virgen.

Más adelante, el Papa Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de “Nuestra Señora del Rosario”; y Clemente XI extendió la celebración a toda la Iglesia de Occidente. Posteriormente, San Pío X fijó definitivamente el 7 de octubre como el día oficial para la Fiesta e inmortalizó estas palabras: “Denme un ejército que rece el Rosario y este vencerá al mundo”.

Fuente: ACI Prensa

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