La Conversión de San Pablo en el camino de Damasco es una de las más poderosas manifestaciones de la gracia divina, capaz de transformar a Saulo, el feroz perseguidor de los cristianos, en el Apóstol de los gentiles. Dicho evento está narrado en los Hechos de los Apóstoles 9, 1-18.
Saulo era un judío fariseo nacido en Tarso, ciudad que pertenecía al mundo grecorromano. Para él, la persecución de los primeros cristianos era un servicio necesario para conservar la ley mosaica. Como recuerda el santoral digital del Vaticano, después de haber expulsado de Jerusalén a los cristianos, Saulo decidió ir a buscarlos hasta Damasco, donde se habían escondido. Pero fue precisamente allí donde Dios le capturó a él:

"Y sucedió que, al llegar cerca de Damasco, de súbito le cercó una luz fulgurante venida del cielo, y cayendo por tierra oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dijo: ¿Quién eres, Señor? Y él: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, y entra en la ciudad y se te dirá lo que has de hacer. Y los hombres que le acompañaban se habían detenido, mudos de espanto, oyendo la voz, pero sin ver a nadie. Se levantó Saulo del suelo y, abiertos los ojos, nada veía. Y llevándole de la mano lo introdujeron en Damasco, y estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió" (Hch 9, 3-9).

Fue el discípulo Ananías - otro santo que la Iglesia también recuerda cada 25 de enero- quien le impuso las manos y le dijo: "Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Al instante cayeron de sus ojos como unas escamas, y recobró la vista; y se levantó y fue bautizado. Tomó alimentos y cobró fuerzas". (cf Hch 9, 17-19).

Desde entonces, una vez bautizado, Pablo empezó a compartir el mensaje del Mesías por Damasco, Jerusalén, Tarso, Antioquía y Roma, convirtiéndose en uno de los grandes evangelizadores de la historia. Además, se le atribuyen la escritura de la mayoría de los textos del Nuevo Testamento.



Fuente: ELMUNDO