Santa Cecilia nace en una familia de la nobleza romana en el siglo III. Según la tradición, es instruida en la fe por el obispo Urbano y bautizada a los 13 años.

Los padres de Cecilia le obligan a casarse por conveniencia con un joven patricio llamado Valeriano. El día de la boda, ella canta a Dios mientras los músicos tocaban y, ya en la noche de bodas, le cuenta a su marido que se ha convertido al cristianismo y que ha hecho un voto de virginidad perpetua.

Ante la confesión, Valeriano decide convertirse también al cristianismo y lo mismo hace su hermano Tiburcio. Sin embargo, el prefecto Turcio Almaquio acaba ordenando el arresto de los hermanos, que son torturados y decapitados junto a Massimo, el oficial que los había conducido a la cárcel y que, en el recorrido, también se había convertido.

Almaquio también ordena apresar y martirizar a Cecilia, quien es encerrada en su propia casa e introducida dentro de una caldera. Después de someterla a altas temperaturas durante todo un día, Cecilia sigue viva. El prefecto manda entonces que sea decapitada, pero no logran cortarle la cabeza tras tres intentos. Acaba muriendo tres días después, tiempo que ha aprovechado, pese a su estado de agonía, para donar sus bienes y seguir profesando su fe en Dios.

Santa Cecilia es patrona de la música y de los músicos gracias al papa Gregorio XIII por "haber demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música".



Fuente: ELMUNDO.