San Ignacio de Antioquía fue el tercer obispo de Antioquía de Siria, la tercera metrópoli más grande del mundo antiguo después de Roma y Alejandría, siendo el segundo sucesor de san Pedro. Procedente de una familia pagana no romana, fue evangelizado por San Juan Evangelista y nombrado obispo en el año 69, ya en su vejez.
Cuentan algunas leyendas que llegó a conocer a Jesús en su vida aún mortal y otras que convivió con los Apóstoles. Está considerado como uno de los padres de la Iglesia católica y uno de los padres apostólicos.
Durante su episcopado comenzó la terrible persecución del emperador Trajano. Como Ignacio de Antioquía se negó a abjurar, fue condenado.
Fue llevado a Roma encadenado y torturado durante todo el viaje, que duró meses al ser trasladado por tierra. Durante ese tiempo, Ignacio de Antioquía escribió siete cartas, descubiertas en los siglos XVI y XVII. En una de ellas, se usó por primera vez el adjetivo "católica" para referirse a la Iglesia.
La ejecución de la sentencia se realizó en el 107 en el Coliseo, durante las celebraciones por las victorias del emperador en Dacia. Antes de su martirio, Ignacio escribió: "Dejadme ser alimento para las bestias salvajes, ya que así es como puedo llegar a Dios. Soy el trigo de Dios y estoy siendo molido por los dientes de las bestias salvajes para hacer un pan puro para Cristo".
Fuente: ELMUNDO.
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