San Marcelo I fue el trigésimo sucesor de Pedro. Su papado fue breve, entre el 308 y 309, teniendo que vivir las persecuciones de Diocleciano y Galerio a los cristianos. Su misión fue la de reorganizar a la Iglesia y buscar la reconciliación. Muestra de esto último fue su decisión de readmitir a los lapsi, que abjuraron de su fe, previa penitencia.
El emperador Majencio culpó a Marcelo de incitar a los cristianos, acusados de protagonizar disturbios en las calles de Roma. El papa acabó siendo exiliado y sufriendo penurias hasta el final de sus días.
Fuente: ELMUNDO
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