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Nacionales

Adelantaron que está próximo a terminar el período de sequía extrema

El fenómeno de La Niña se encuentra en retroceso. Se espera que este mes, abril y mayo las precipitaciones se ubiquen dentro de los parámetros normales para esta región.

La región nordeste del país se vio atravesada por más de tres años de déficit de precipitaciones. Desde el Instituto de Geografía de la Facultad de Humanidades de la Unne indicaron que, si bien la extensión temporal del fenómeno fue considerable, lo más notorio fue la intensidad de los bajos registros de lluvias, así como la extensión espacial pues afectó a todo el territorio del NEA.

La doctora Patricia Snaider, docente-investigadora de las cátedras Climatología y Seminario de Fisiografía de las carreras profesorado y licenciatura en Geografía (Hum-Unne) y la técnica Ayelén Montserrat Núñez, estudiante del profesorado de Geografía de la Unne y además observadora meteorológica del Centro de Documentación de Información (Cedei), de la Subsecretaría de Agricultura del Chaco, detallaron lo que se espera para los próximos meses.

Desde inicios del año 2020, en gran parte de Argentina empezó a registrarse un periodo de déficit hídrico por bajas precipitaciones, que provocó la peor sequía en 60 años y el 8° año más seco de toda la historia, según estimaciones oficiales.

La prolongada sequía generó consecuencias en materia de producción agropecuaria, ambiental, generación de incendios y limitaciones en disponibilidad de agua, entre otros efectos.

Snaider y Nuñez mencionaron que se proyecta una pronta y progresiva normalización del fenómeno de la sequía.

Remarcaron que fueron tres años con “demasiado poco” milimetraje, pero lo bueno es que se está retirando el fenómeno de La Niña. Se espera que para el periodo marzo, abril y mayo las precipitaciones se ubiquen dentro de los parámetros normales. “La precipitación es uno de los elementos más variables del clima, más aún en nuestro tipo de clima, y de allí la importancia de estudios integrales para interpretarla”, dijo Snaider.

En esa línea, remarcó que el periodo de sequía iniciado en 2020 y que se estima está próximo a terminar, se constituirá en un periodo de gran relevancia para su estudio más detallado por haber registrado en paralelo estos tres aspectos mencionados: larga duración (tres años), muy bajos montos de precipitación y extensión en todo el territorio del NEA.

Por su parte, Núñez indicó que a las bajas precipitaciones que se produjeron en estos tres años deben sumarse las elevadas temperaturas registradas en periodos estivales, lo que favorece la evaporación y por lo que en muchas oportunidades las escasas lluvias no impactaban en los reservorios de agua. Específicamente, en su rol de responsable de la Red de Estaciones Agrometeorológicas Automáticas de la Provincia del Chaco, resaltó la importancia, durante este período de escasez hídrica, de gestionar adecuadamente la información referente a las precipitaciones, con el fin de tomar decisiones informadas, especialmente para el área productiva, aunque también resulta valioso para la comunidad en general.

Gran impacto

En cuanto al alcance del fenómeno climático en la región nordeste, especialistas de la Universidad Nacional del Nordeste realizaron un análisis de registros de las precipitaciones de los últimos años (datos suministrados por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), la Administración Provincial del Agua de la Provincia del Chaco (APA), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) y la red de estaciones agrometeorológicas del Ministerio de Producción, Industria y Empleo de la provincia del Chaco, que posibilitan tener una mejor dimensión de la incidencia del déficit de precipitaciones en el NEA.

“Se trató de una sequía de gran impacto para la región”, explicaron desde el Instituto de Geografía.

La prolongación temporal fue uno de los aspectos más resaltados de la sequía, pues abarcó casi tres años para gran parte del territorio.

Según mapas elaborados y analizados por Snaider y Núnez, los años 2020 y 2022 fueron los más “secos” o “intensos”, mientras que el 2021 fue de menor intensidad, aunque ello no implica que no haya sido también muy seco.

En cuanto a la progresión de la sequía, detallaron que en febrero del 2020 gran parte de la región presentaba signos de sequía, y con el paso de los meses, a mediados del 2020 toda la región pasó a estar en sequía severa o extrema.

Esa condición de marcada sequía se mantuvo durante todo el año 2021. En el año 2022 la intensidad del déficit se agudizó en el nordeste argentino, aunque gran parte de la provincia de Misiones y una pequeña franja del noreste de Corrientes empezó a registrar precipitaciones con valores más cercanos a los promedios normales.

El año 2023 se inició con registros de sequía severa y extrema en una amplia superficie del NEA, salvo para Misiones que tuvo sequía moderada en gran parte de su territorio según el Sistema de Información sobre Sequías para el sur de Sudamérica (Sissa).

Actualmente, la sequía se encuentra en un periodo de retroceso. En la provincia de Chaco ese retroceso del déficit hídrico se registra principalmente en la zona noroeste, pero la región agrícola sigue aún en sequía marcada.

Intensidad

Además de la duración, lo más relevante de este periodo de sequía fue la intensidad del déficit en las precipitaciones para la mayoría de las localidades de la región, coincidieron Snaider y Núñez. Según indican, en el NEA se produjeron en los últimos tiempos otros periodos de sequía mayor a tres años en localidades o estaciones meteorológicas con registros de hasta cinco y seis años de déficit hídrico.

Sin embargo, la actual sequía se caracteriza por niveles mucho más bajos de precipitaciones respecto a periodos anteriores.

El periodo del 2020 al 2022 contabilizó precipitaciones en el NEA que fueron el 50 % menos al promedio de la serie de los últimos 10 años.

En la provincia de Corrientes, la localidad de Paso de los Libres tiene registro de cinco años de sequía entre 2004 y 2008 con montos anuales entre 1085 mm y 1355 mm mientras que en el año 2020 sólo llovieron 998 mm, 1062 mm en el año 2021 y el año 2022 acumuló precipitaciones por 782 mm, es decir que en este último año los montos representan un 43% menos que el agua caída en promedio en la última década.

Fuente: Diario El Litoral

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